الخميس، 2 فبراير 2017

Basmah bint Saud: «Si las mujeres de Arabia Saudí deciden que quieren conducir, conducirán»


Angie Calero
Actualizado: 29/01/2017 08:37h.
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Combina el hiyab con cazadoras de cuero estilo «perfecto» repletas de pedrería. Prefiere vestir con colores claros y, para las reuniones importantes, es capaz de conjuntar una americana de raya diplomática con un velo de estampado de leopardo. Fuera de Arabia Saudí la princesaBasmah bint Saud Al Saud conduce su propio coche y es una mujer de negocios, que compagina su férrea defensa por la paz y los derechos humanos –a través de su fundación The Lanterns–, con la dirección de Inseed Holding, la compañía con la que gestiona restaurantes y locales de ocio en Londres y Estados Unidos.
La sobrina del Guardián de las Sagradas Mezquitas, el Rey Salmán de Arabia Saudí –nieta del fundador del reino, Abdulaziz bin Abdulrahman (alias Bin Saúd), e hija del fallecido segundo Rey Saúd bin Abdulaziz (medio hermano del actual monarca)– es uno de los miembros más modernos de la Casa de Saúd. En un país donde impera la Sharia –ley de Dios– y que se ciñe a las tradiciones, la princesa Basmah apuesta por un cambio gradual en las costumbres y mentalidades de los ciudadanos.
Licenciada en Ciencias Políticas, Sociales y Económicas, es madre de cinco hijos y está divorciada desde 2006. Basmah bint Saud recibió el reconocimiento del parlamento europeo en 2014 por «Fourth Way Law», un proyecto para la implementación internacional de cuatro pilares (seguridad, libertad, educación e igualdad) que garanticen el bienestar del ser humano de cualquier parte del mundo. Además, a principios de 2013, la princesa Basmah saltó a la palestra informativa al ser víctima de un chantaje. Le pedían que ingresara 320.000 libras (370.000 euros) en una cuenta bancaria para impedir que se publicase un video donde aparecía fumando y lanzando un beso a la cámara con la cabeza descubierta. La princesa acabó con la extorsión contando lo ocurrido en su página web, donde afirmó que estaba siendo víctima de una operación cuyo objetivo consistía en desacreditarla.
Aunque ha pasado largas temporadas en Londres, en la actualidad vive en Yeda, Arabia Saudí. Además ha crecido en Líbano, Suiza y Siria. Coincidiendo con la reciente visita oficial del Rey Felipe a su país –donde fue recibido con honores por el Rey Salmán–, la princesa Basmah habla con este periódico sobre la relación entre la Familia Real española con la saudí y la lucha por los derechos de la mujer en Arabia Saudí.
«Es bueno que haya relaciones estables entre España y Arabia Saudí», cuenta la princesa Basmah en conversación telefónica con ABC. Y añade: «Con la llegada del nuevo gobierno en Estados Unidos, hay tanta incertidumbre sobre cómo los países reaccionarán, que disfrutar de relaciones estables entre países supone una cosa menos de la que preocuparse». ¿Qué diferencias ha podido constatar entre Don Juan Carlos y Don Felipe? «Es interesante ver a Don Felipe en el trono. Es relativamente joven, con energía y buena conciencia social. En Arabia Saudí apreciamos mucho eso, aquí también cambiamos a nuestros monarcas recientemente». Después de décadas de gerontocracia, en abril de 2015 el Rey Salmán ponía fin al régimen de los octogenarios nombrando Príncipe heredero a su sobrino Mohamed bin Nayef (56 años) y a su hijo Mohamed bin Salman (31) segundo en la sucesión. «Es lo natural y lo que se debe hacer. El 70 por ciento de la población en Arabia Saudí es joven, los monarcas tienen que ser jóvenes para poder conectar con las nuevas generaciones y atraerlas». Un gesto muy importante para el país que refleja las intenciones de cambio de sus dirigentes. «Se van notando pequeños cambios que desde fuera son casi imposibles de ver. La crítica hacia Arabia Saudí sigue siendo la misma, pero no nos rendimos. Lucharemos por cada cambio positivo que podamos lograr», cuenta la princesa.

El cambio, en los hogares

En esta metamorfosis se incluye la igualdad entre hombres y mujeres. En diciembre de 2015,las mujeres de Arabia Saudí votaban por primera vez en unas elecciones. Un acontecimiento histórico que los medios internacionales tacharon de inservible al tratarse de unos comicios municipales. «Estas elecciones fueron muy importantes. Las mujeres están dando ahora sus primeros pasos para el mañana. Estos pasos deben ser fuertes, concretos y estables. Ahora tenemos mujeres en el Parlamento, eso también es muy importante». ¿Cree que algún día habrá igualdad entre hombres y mujeres en Arabia Saudí, como ocurre en Suiza o Reino Unido, donde usted ha vivido? ¿Qué camino habría que seguir para conseguirlo? «¿Hay igualdad entre hombres y mujeres en el Reino Unideo y Suiza?», pregunta la princesa Basmah. Y responde: «Hay un cantón en Suiza que no otorgó a las mujeres el derecho de votar sobre cuestiones locales hasta 1991. La igualdad entre hombres y mujeres es una meta para nosotros en Arabia Saudí, pero cuando miras hacia otras partes del mundo te das cuenta de que no es el único país que tiene que trabajar para alcanzar esta meta».
En un Estado que se rige por la Sharia, ¿cuáles son las vías para avanzar en materias sociales? «El cambio debe arraigarse en las mentes de nuestra gente. Solo entonces se sentirá una mayor igualdad en las instituciones y en la infraestructura política de nuestro país», afirma la princesa. Un proceso que no considera que vaya a ser rápido: «La educación debe tener lugar en los hogares. Las madres deben criar a sus hijos para que tengan un mayor respeto por los derechos de las mujeres». Además, Arabia Saudí tiene su tradición, herencia y costumbres. Por eso «nadie debe ir a Arabia Saudí y decir lo que la gente tiene que hacer. Si las mujeres de Arabia Saudí deciden que quieren conducir, conducirán. Es una decisión que tiene que salir de la gente».
El paradero de las princesas Sahar, Hala, Maha y Yawaher –las cuatro hijas del difunto Rey Abdalá bin Abdelariz– tiene en vilo a la prensa de medio mundo. Basmah bint Saud no tiene «una idea muy clara sobre esta historia». Vivía en Londres cuando la prensa internacional afirmó que vivían confinadas en un complejo palaciego de Yeda. Intentaron hablar por Skype con varios medios para contar su historia, pero desde que su padre murió en 2015 no se ha vuelto a saber nada de ellas. De seguir encerradas, llevarían más de diez años sin ver la luz. «Nunca conocí a mis primas ni a su madre. Pedí ver a la madre en Londres, pero ese encuentro nunca se produjo. Se ha hablado mucho en los medios sobre esta historia, pero no tengo ni idea de cuál es el problema». Quizá los pequeños cambios de los que habla permitan algún día descubrir la verdad sobre este tipo de historias que llegan desde Arabia Saudí.

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